Tuesday, October 16, 2018

La Biografía de Don Mauro


DON MAURO
Puestos de nanchis
El estado de Guerrero se localiza al suroeste de México. Está dividido en siete regiones, entre ellas la de Tierra Caliente. Algo que distingue es su producción de joyas de oro, sombreros y huaraches. Entre los platillos típicos se encuentran los jumiles, aporreado, chalupitas, relleno, pozole blanco y rojo. La bebida alcohólica típica es el mezcal, bebida de emperadores prehispánicos. Las hilamas, los mangos, los tamarindos, las guayabas y los nanches son frutas deliciosas del temporal. 

Es precisamente en esta región de Tierra Caliente que nuestro actor principal nació, creció y se desarrolló con el nombre de Mauro. Él nació en el poblado del Potrero, Municipio de Ajuchitlán estado de Guerrero, México. Fue hijo de un ex-seminarista y Licenciado Rosalino Altamirano Mendoza y de Silvestra Nicolás Roque, hija de humildes campesinos. Don Mauro nació el 15 de enero del año 1907, hombre cabal que fue un tronco de roble para todas las familias del pequeño poblado en la región de Tierra Caliente.

SU NIÑEZ
Su niñez se remonta a las primeras décadas del siglo XX, Don Mauro se crío en condiciones muy humildes y sencillas. Se quedó huérfano de Padre a los dos años de edad, apenas era un pequeño guache (niño). Don Rosalindo Altamirano falleció en su casa, donde sus hijos Francisco, José, Beatriz y Mauro le ayudaron a un buen morir. De acuerdo a la tradición lo velaron en su casa y al día siguiente con música de viento acompañaron a la familia al panteón, a las afueras del pueblo, para darle santo sepultura.

Los primeros juguetes de Don Mauro fueron caballitos hechos de milpa (arón), además de canicas (que eran piedras blancas y lisas del arroyo). Mauro se divertía con varios guaches de su condición social  en una pequeña y desfigurada calle de aquel poblado, jugando canicas. Ahí se fue formando el hombre que años más tarde se convertiría en el pilar de una gran familia mexicana.

En los llanos de este poblado del Potrero, se reunían varios jóvenes para montar becerros. Mauro era alquilado por su mamá a pastorear becerros. Y fue ahí precisamente  donde hizo sus primeras faenas de su vida. El tenía que trabajar desde muy temprana edad, a los diez años, ya que su condición de huérfano se lo exigía. Entre varios guaches lazaban un becerro pequeño, luego lo tiraban para ponerle el pretal, para que después un valiente jinete, como Mauro, montará los becerros. Estos pequeños animales salvajes se levantaban reparando, brincando y bramando con el jinete a cuestas. En algunas ocasiones el atrevido montador quedaba arriba hasta que el becerro dejara de reparar. Y en otras veces el jinete caía repentinamente al suelo, y con mala fortuna caía entre piedras y matorrales.

SU JUVENTUD
Doña Silvestra Nicolás se veía en la necesidad de alquilar a su pequeño hijo Mauro para ganarse unos cinco o diez centavos por trabajo. Los primeros trabajos que hizo fue el de Tortillero, es decir, llevar el almuerzo y la comida a los peones que trabajaban en el campo. Montado en un burro, cruzaba el adolescente los arroyos crecidos con aguas de los montes y cerros. Por los caminos del sur, Mauro se dirigía con un jarro de comida y su cántaro de agua para llevarle los sagrados alimentos a unos peones que cultivaban la tierra en temporada de lluvias.

Casa de adobe

Más tarde Mauro trabajaría de arriero. Le pagaban “un cinco” por arrear burros o caballos con costales de cascalote, ajonjolí y maíz. Otro empleo fue de adobero; en estas tierras calientes, las casas son hechas de adobe, ladrillos de tierra, y cubiertas de teja o zacate. Nuestro protagonista se iba hacer adobe a unas parcelas cerca del arroyo de San Felipe, donde Mauro batía tierra mojada con zacate. Trabajaba arduamente desde el alba hasta el anochecer. Semanas después tenía que vender el adobe para poder comprar comida y llevársela a su mamá. Salía a pueblos circunvecinos a buscar personas que se interesaban en comprar el  trabajo del adobe.

LOS PRIMEROS AVIONES
Transcurría el once de diciembre de 1930, cuando el joven Mauro junto con su amigo Luis Beltrán estaban haciendo adobes, cuando de pronto la tierra empezó a temblar por un gran rumor. Los cerdos, las gallinas y los perros se escondían, los ganados corrían de un lado a otro, los árboles se sacudían por este gran ruido que a cada instante era más intenso. Mauro estaba atemorizado y no tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo. De repente surgieron del cerro del Águila, como a las diez de la mañana, más de una docena de aviones. Era la primera vez que los ojos desorbitados de Mauro veían un avión cruzar los cielos de la región. Se decía que había llegado el fin del mundo con la llegada de estos aviones. Por lo cual la mayoría de las mujeres lloraban y rezaban. Pero realmente no sabían que estos pájaros de acero venían a Ajuchitlán con el licenciado José Inocente Lugo, quién era el actual gobernador del estado de Guerrero. El licenciado estaba haciendo una visita  a la cabecera municipal. Los angustiados jóvenes vieron caer los aviones cerca de Ajuchitlán. Mauro y Luis corrieron a ver que estaba sucediendo. ¿En verdad era ya el fin del mundo? Arroyados de los pantalones hasta las rodillas, llegaron hasta donde los aviones de guerra habían aterrizado.

Ellos pudieron ver como un grupo de soldados escoltaban al gobernador, hasta la casa de la familia Lagunas. Entonces Mauro y Luis apenados y aún atemorizados con la ropa sucia del trabajo se enfrentaron y llegaron hasta donde el gobernador estaba sentado. Después de un corto saludo que Mauro le hizo, el gobernador cuestionó al joven porqué se presentaba en estas fachas ante el licenciado.

Mauro le contestó que porque estaban trabajando y haciendo adobes. En este instante el Licenciado enfrente de su gobierno dijo “yo soy originario de Ajuchitlán, aquí donde se comen las combas con una ramita de epazote, por eso vengo aquí, y conozco dos personas de la cuadrilla del Potrero: Rosalino Altamirano y Mauro Nicanor. Ellos fueron muy buenos amigos que convivieron conmigo en el colegio de Morelia.

AMADA ESPOSA
Cuando Mauro tenía 23 años dio un giro muy importante en su vida. En este pequeño Potrero conoció a una linda señorita de 17 años, Rita. Era huérfana de padre y madre quién vivía con sus hermanos en una pequeña casa prestada.
Amados esposos

En esta casa prestada de los Arias, Mauro conoció la que más tarde sería la compañera de 74 largos años. Con firme decisión el joven enamorado le pidió a Rita  que fueran novios. La siempre fiel novia acepto casarse y dejar su familia para juntar su vida al lado de Mauro. Los hermanos de Rita se enfurecieron al enterarse de que Mauro acortejaba a su hermanita. De hecho, amenazaron a Rita en golpearla si la veían o se enteraban de que se anduviera involucrando con un pobre campesino. Sin embargo, Mauro tomo la decisión de pedir formalmente la mano de Rita con sus familiares, quienes negaron rotundamente la unión de dos seres que se amaban. Los jóvenes decepcionados tuvieron el valor de elegir el rumbo de sus vidas. Por lo cual en un mes se pusieron de acuerdo y se fugaron en una mañana tibia. Rita fue con su cántaro por agua al arroyo. Mauro la esperaba ansiosamente. Por fin se reunieron del otro lado del arroyo. Y así comenzaron juntos a recorrer un largo camino rocoso. Empezaron a subir un monte y caminar hacia los cerros, donde nadie los viera. Caminaron muchas horas pensando que los hermanos de la novia los perseguían.

Más tarde entrada la noche, después de andar en el campo, sin aliento ni comida, llegaron a la casa de Mauro, donde su mamá los aguardaba sigilosamente.

EL DURO TRABAJO
Los nuevos cónyuges estaban dispuestos a formar una familia. Estaban concientes de que le esperaba un duro trabajo, ya que no tenían ni casa, ni un pedazo de terreno, ni propiedad alguna. Mauro y Rita estaban de acuerdo en trabajar para salir de una agobiante pobreza.

Escardando la milpa.
Y a partir de entonces se dedicaron en cuerpo y alma hacer quehaceres arduos para cambiar su situación. Mauro hizo adobes, tejas para ganarse unos cuantos centavos.

Tiempo después ya en la época de lluvias Mauro sembró maíz y ajonjolí y Rita lo asistía. Ambos sufrieron para conseguir tierras prestadas y con el favor de Dios salir adelante. Pronto recibieron sus primeros frutos, cosecharon muchos costales de mazorcas, 10 cargas de maíz y 5 cargas de ajonjolí.

Con su primera cosecha los esposados felizmente compraron tres burros de carga y una ternera, además de ropa y unos huaraches que necesitaban. Rita estaba muy contenta por los primeros logros.




EL COMISARIO
Así vino la temporada de mejores condiciones para la familia Nicolás Aguilera, Dios bendecía el trabajo de Mauro y Rita. De esta forma Rita dio a luz su primera hija Eustolia, más tarde a otra hermosa niña, bautizada con el nombre de Juana.

En estos años llegó el reparto ejidal de tierras y pintaban mejores oportunidades para los campesinos como Mauro. Con su honesto trabajo comenzó a sobresalir en su pueblo, empezó a ser importante por las vacas, terrenos y cosechas que iba adquiriendo.

De esta manera ascendente, fue nombrado comisario del pueblo. Posteriormente Mauro acepto la gran responsabilidad de ser comisario ejidal.

BOVEDA
Parroquia de San Nicolás Tolentino
Por aquélla temporada las personas del pueblo hacía intentos de construir una iglesia, ya que los Domingos la gente solía ir a misa y hacer trámites eclesiásticos hasta Ajuchitlán. Los originarios del Potrero eligieron a Mauro Nicolás Altamirano como mayordomo de la construcción de la Iglesia. En ese período de tiempo solamente la gente había construido  los muros del templo con piedra cantera traída del cerro del Águila, del cerro de la Mezquita y del cerro de la Cabeza de Perro. Alrededor del año de 1945 Mauro se encargaría de organizar un comité para edificar la bóveda que habría de tapar los muros del Templo Mayor. Mientras se trabajaba en la elaboración de la iglesia, surgió una polémica. Se formaron dos bandos ideológicos: unos querían tapar la santa sede con teja y los otros querían cubrir el templo con bóveda de cemento, un trabajo más arduo y caro. El sacerdote Antonio de Talvada, representante de Cristo, vio la necesidad de traer al obispo de Chilapa para finalizar este trabajo que llevaba 7 años de espera. Entonces el mayordomo Mauro Nicolás empezó a hacer campaña publicitaria para que la gente apoyara económicamente en la compra del material. Mauro salió a los pueblos vecinos a pedir cooperación voluntaria para la bóveda de la Iglesia. Con mucha dificultad fue juntando poco a poco el dinero. Uno de los primeros voluntarios fue el padre Amadito García de Tlapehuala con 100 pesos. Y es así como las bendiciones de Dios llegaron a los demás personas que bondadosamente contribuyeron con una aportación económica.

Tiempo después el Arquitecto Everardo López hizo los planos para dar el banderazo de la construcción de la bóveda, que cinco años más tarde darían como resultado la parroquia de “San Nicolás de Tolentino”.

RÍO BALSAS
A finales de siglo XX, en esta región de Tierra Caliente, la gente carecía de agua potable, por tal motivo, las señoras, bajaban al Río Balsas a lavar su ropa y los caballeros iban a bañarse o a pescar a esta fuente interminable de agua pura y limpia. Al no tener agua agua potable, las familias Guerrerenses visitaban frecuentemente el Río Balsas

Don Mauro hizo por la década de los 80s gestiones para hacer dos pozos de agua potable para toda la comunidad de su pueblo. El primer pozo de agua potable se hizo a orillas del Río Balsa, dónde la gente en los atardeceres se reunían para pescar bagre o carpa; y así alimentar a sus familias. La excavación del otro pozo fue cerca del bado, puente vehicular de los arroyos de San Felipe y De las Anonas. Por los caminos del Sur, poco a poco se iba modernizando con las primeras casas de concreto,  las primeras carreteras de asfalto y los primeros puentes vehiculares que conectaban a todos las ciudades importantes como Cd. Altamirano, Tlapehuala, Arcelia, Iguala, San Miguel Totolapán, etc. 

TATA LÁZARO CÁRDENAS
En muchas de sus anécdotas está que siendo el Presidente de México el Lic. Lázaro Cárdenas Del Río llegó al poblado del Potrero para repartir tierras ejidatarios a todos los campesinos de la región. Llegó con una cuadrilla de políticos regionales hasta el quiosco del pueblo. De ahí cruzo la avenida principal y llegó a la casa de Don Mauro. Comenzaron una charla informal y pidió un jícara o zacual de agua para beber. De inmediato sus guardias presidenciales intentaron asegurarse de que el agua era segura para el presidente de la República, pero de inmediato Lázaro Cárdenas comentó, "Esta agua es más pura y fresca que cualquier otra que me ofrezcan en Los Pinos". La hija menor de Don Mauro incluso, le volvió a dar otro zacual de agua de la tinaja hecha de barro. Para un calor sofocante por encima de los 40º centígrados, nada mejor que unos tragos de agua fresca de la tinaja.

TRONCO FAMILIAR
Don Mauro y su amada esposa tuvieron 12 hijos. 138 nietos, 84 bisnietos y 50 tataranietos a lo largo de sus vidas. Llevaron una vida piadosa y temerosa de Dios, conviviendo sanamente con su prójimo. Dios les concedió vivir una vida longeva llena de bendiciones y de retos con trabajos arduos que siempre ofrecían al todopoderoso en misa de los Domingos. Don Mauro falleció teniendo 97 años de edad y su amada esposa tenía 88 años.

A lo largo de casi un siglo de vida, tuvo el gran honor de tener una herencia familiar y aportación a la sociedad con médicos, licenciados, abogados, ingenieros, maestros, políticos, sacerdotes, chefs, arquitectos, secretarias, pintores, empresarios, contadores, políticos, entre otras profesiones.

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